DESDE MONTEVIDEO...

El fútbol nos ha traído hoy a la ciudad de Montevideo, con la esperanza de que la Argentina pueda llegar sin otro trámite al mundial de Sudáfrica.

Este país nos ha recibido con un cielo plomizo, amenzante y algunas lluvias, que nois hacian recordar lo que nos pasó el sábado anterior en River, pero el triunfo de la selección amenguó el aguacero sufrido.

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Para quienes ingresamos a la banda oriental desde la ciudad de Paysandú, hemos podido apreciar una orografía muy similar a nuestra Entre Ríos, con su cuchillas y lomadas que con diferentes verdes se asemeja a una alfombra muy bien decorada. Es raro encontrar en los casi 400 kilómetros que restan hasta la capital uruguaya un lote sin siembra, o es trigo o es pastura para los vacunos que inundan cada uno de esos potreros.

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Las angostas rutas que surcan Uruguay, se ven flanqueadas por industrias madereras, curtiembres importantes, haciendo del cuero uno de los principales ingresos económicos e innumerables usinas procesadoras de la gran cantidad de litros de leche que las orgullosas holando dan a sus propietarios.

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También este país tiene unas pocas pero muy bien diagramadas autopistas por peaje, donde los carteles de prevención dicen máxima 90 km, y nadie se atreve a superar esa marca, incluyendo los conductores de argentina, que en nuestro país, poca bolilla le dan a esos carteles.

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Más cerca de la capital uruguaya, también comienzan a obsevarse plantaciones de frutales como cítricos, frutillas y los tan promocionados arándanos, donde diversas fábricas, producen dulces, y otras confituras a partir de la tan selecta fruta del boque.