La selección argentina de fútbol pasó por Rosario, la ciudad vivió dos días de tensiones y expectativas de todos los allegados al fútbol y a los que solamente les interesa un resultado.
Y ahora con el resultado puesto vienen los análisis y las consecuencias de un resultado adverso, por suerte nuestro equipo deportivo nunca se alineó entre aquellos que al tener a quien fue el mejor jugador del mundo en su época íbamos a tener un buen técnico para la selección que en era Basile no las tenía todo consigo.
Maradona entrenador, todavía no ha tenido a nivel de eliminatorias a un “equipo” conformado por excelentes individualidades, solo logró unir una muy buen plantel de jugadores destacados internacionalmente que en la cancha y jugado todos juntos no demuestran un juego cohesionado desde el concepto de equipo.
Las individualidades vistas anoche dejaron a la hora de jugar para el conjunto mucho que desear. Comienzan entonces a surgir los porque, Messi no es el del Barcelona, Tevez no rinde como en Inglaterra, y así podríamos enumerar uno por uno todos lo que anoche jugaron frente a Brasil.
La selección visitante demostró en mucho pasajes porque ha logrado los últimos títulos en Copa America en la de las Confederaciones. Tiene un juego de conjunto y de solidaridad entre todas las líneas con el agregado que algunos jugadores, que también están en Europa, mantienen su rendimiento y a la hora marcar no perdonan, caso Luisao o Luis Fabiano.
Las dos primeras conquistas logradas en la apertura del partido contó con cierto grado de complicidad de la defensa argentina, en el primero nadie vio la entrada de Luisao y en el segundo gol un defectuoso rebote de Andújar le permitió a Luis Fabiano entrar de frente al arco y elevar a dos el marcador.
Con esta desilusión en 45 minutos iniciales Argentina se fue al descanso, con la idea de que en el segundo tiempo las cosas podrían entrar por otros carriles y hacer frente a esa derrota parcial.
Una modificación de Maradona en la segunda etapa, mostró que el técnico intentaba reforzar la zona de ataque, con la entrada de Agüero y la salida del Maxi Rodríguez.
La voluntad del jugador del Atlético de Madrid, poco modificó el rendimiento local y fue recién a los 19 minutos una escapada de Dátolo por la izquierda le permitió sacar un tiro desde más de 20 metros y hacer estéril la estirada de Julio César y achicar el marcador.
La esperanza renacía en un Gigante de Arroyito colmado y expectante de un triunfo ultra necesario, pero poco duró la alegría ya que solo dos minutos después, nuevamente un verdadero goleador volvió a marcar y con este tanto de Luis Fabiano comenzaba a cerrarse una historia deseosa de un éxito argentino.
Fue tal el impacto de este gol que cada vez aparecía más lejos el objetivo.
Se llegó así al ingreso de Milito, que se cansa de hacer goles en Italia y hasta de a tres, pero que aquí no se le dió cuando reemplazó a Tevez.
Los minutos corrían, los nuestros se iban desdibujando cada vez más dejando a la parcialidad que colmó la cancha con un dejo de amargura y decepción, sin llegar a la bronca. Se estaba reconociendo la superioridad de los “verde amárelos”, y la impotencia argentina para lograr otro resultado.
Se escapó la gran oportunidad de estar más tranquilos, pero por suerte los resultados de los otros partidos todavía le dan a nuestra selección la alternativa de estar entre los clasificados.
No hay demasiado tiempo para lamentaciones, el miércoles habrá que borrar esta imagen nada más ni nada menos que en Paraguay ante una selección de muy buen rendimiento de la mano de otro técnico argentino como Gerardo Martino.
A lo mejor el estadio Defensores del Chaco le sienta mejor a este grupo de buenos jugadores y aparece el equipo que todos deseamos. (Hora: 12.50)
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