
Daniel Burmeister es un escultor de 67 años que desde hace alrededor de una década se dedica a hacer “cine artesanal”, como él lo denomina. Es un director autodidacta que se gana el cariño de los distintos pueblos que visita para filmar con guiones escritos por él mismo y que pueden ser elegidos por los protagonistas entre varios ya establecidos. Realiza su trabajo, que consiste en instalarse por diez o quince días en algún pueblo y filmar una historia interpretada por actores ignotos, a cambio de alojamiento, comida y una parte de la taquilla.
El director realiza las tomas con una cámara digital y ha desarrollado un sistema que supera el problema que se presenta con los actores que olvidan el guión, dictando la letra desde detrás de la cámara mientras filma, cosa que lo obliga a una ardua tarea posterior de edición.
Entre los personajes que encarnarán “Matemos al tío”, además del actor principal (un hombre de aproximadamente 70 años, prestamista, usurero) se encuentran un sobrino y una sobrina, su respectivo esposo y esposa, cuatro hijos de ambos matrimonios, niños de entre 10 y 12 años, además de una agrupación gauchesca.
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